Quedando el vasto cielo enmudecido,
Tras la aplastante conquista de las nubes,
Tan sólo puede contestar, ya sin colores,
Con agua clara, que arroja como en hilos.
Moja los campos, los prados y sus flores,
Removiendo por las calles los olores,
De todo aquél, que no teme a su frío.
Forma en tropel cuando agrupa millones,
Son las lágrimas del cielo a borbotones,
Pregonando precoces buen auspicio.
Y canto y bailo como si fuese verano,
Pues dar un muerdo al cielo en días de lluvia,
Es como llenarse del océano.