Quiso subir a la cima.
Sus pies sangraban, casi no los sentía por el frío. Le faltaba
el aire y sentía como el oxígeno se iba evaporando en su cabeza. Llegó a pensar que estallarían
sus sienes. La presión la aturdía. Al fin lo consiguió. Llegó a la cima. Desde allí, el paisaje parecía grandioso e
insignificante. Se veía inmensa y pequeña frente a él e ínfima respecto a las
estrellas que casi podía acariciar con sus manos. Plantó una flor y besó aquella
tierra, por si acaso nadie antes lo hubiera hecho…
Quiso estudiar.
Tras el largo día aprovechaba los momentos de nocturna soledad.
Creyó que dejaría sus pupilas en el intento, cambió siete veces la bombilla de
su mesilla y quemó siete cafeteras. Cuatro noches por semana cambiaba los sueños
entre estrellas por tus letras Aquellos días prefería soñar iluminada por el sol o
despierta. Su materia gris se expandía y densificaba por segundos y el cansancio, apenas hacía mella
en sus facciones, no en su corazón.
Quiso amar totalmente, inmensamente, incondicionalmente.
El amor la consumió y reinventó. Logró regenerarse como las
amebas aprendiendo a sobrevivir como la vida. Quería procrear y renunció a ello
por no encarcelar a su amor, por no aniquilarlo. Quería a su amor libre. Aquel
acto la mató. Y murió. Una y mil veces, cada
día. Después se reanimaba. Se licenció con matrícula de honor, siendo invisible…
La invisibilidad es un don que sólo poseen los héroes. Ella era pura heroína. Lo
consiguió. Siente a su Amor. Lo ama. A veces viva, otras casi muerta.
" Hay que querer hasta el extremo de alcanzar el fin; todo lo demás son insignificancias. "
FIODOR DOSTOIEVSKI