Las gaviotas agitan su sangre y llenan el cielo con su trayectoria. Parecen bailarinas macabras al son de una llama henchida por las olas espumosas. Elevan el vuelo, encorvan el giro, redondean pisadas y yo desde la orilla, mientras dejo reposar mis alas me elevo con ellas hasta el límite, hasta donde se proyecta mi ovalada y axonométrica retina. Justo hasta el lugar donde se difumina y eterniza el horizonte. Precisamente, hasta un ínfimo punto parcialmente invisible. Y en su profundidad, como por un pequeño axioma de fuga, me proyecto desde otra perspectiva ...
Paranoid Android. Radiohead
... A veces es necesaria una cierta perspectiva para poder enfocar
con precisión la profundidad de la existencia.