Eres
tropel de sentimiento y desvarío, cuando te meces, mariposas en mi ombligo, fulgurante
vergel en mi desierto y venturoso navío
a mar abierto. Eres la savia que a mi árbol da alimento, la flor que brota de
mi naturaleza, eres la luz que anula la certeza, cuando las sombras alumbran mi desvío. Fuerza descomunal,
torrente de agua, sumergido entre mi sangre das aliento, a todo aquello que no
miento aunque lo siento, y callo el nombre de tu ser, por ser prohibido. Anula
las tristezas, no las citas, mientras recorres impúdico el hastío, ligereza
sutil de mi esperanza, en la vagancia extrema de mi olvido. Caballero andante
de mil mundos, ave nodriza que amerizó en el mío, lágrima de la risa sin
templanza, poeta que acaricia mis sentidos. Guerrero de batallas sin vencido,
corona de alas, ave de cielo azul, príncipe de las tinieblas y alegrías, no quieras ser silencio, sé mi alma, sé TÚ.
Texto... música... "No quieras ser silencio..." qué combinación!
ResponderEliminarHay quien, aunque lo pretende, jamás lo consigue. Que nunca falte un refugio así...
¡Besos!
El silencio no pretende aunque en ocasiones solo viste su voz para gritar que nunca al alma le falte refugio.
ResponderEliminarUn beso guapa!
Hola, Juliette.
ResponderEliminarPrecioso. Qué bonita la imagen "ave nodriza que amerizó en el mío"...
Tienes una sensibilidad que traspasa, de veras.
Me encantó toda la composición.
Una delicia.
Besos, guapísima.
A veces sucede que una imagen permanece dormida en nuestro interior y cuando la reconocemos, de repente se nos aparece más viva... Si te llegó es que tu albergas esa sensibilidad
ResponderEliminarGracias Towanda, un abrazo de oso (;-))