Una, dos, tres caladas...
Los
pulmones se llenan de un azul intenso,
tan intenso que estrangula la tos
mientras silente el humo,
se escapa
entre mis labios,
sin decir palabra.
Una, dos, tres pinceladas...
El corazón se llena de un azul intenso,
tan intenso que difumina los colores,
mientras silente el agua,
se escapa entre mis labios,
sin decir palabra.
Una, dos, tres pinceladas...
El corazón se llena de un azul intenso,
tan intenso que difumina los colores,
mientras silente el agua,
se escapa entre mis labios,
sin decir palabra.
Me has hecho recordar mis años de tabaco.
ResponderEliminarAhora estoy libre de humos y me alegra, aunque aún a veces me sorprendo añorándolo.
Buen cigarrillo.
Enhorabuena por lograrlo Tomás aunque esconde su lógica no sin sorpresa, echar de menos lo que un día echamos de más.
ResponderEliminarDe todos modos me has hecho pensar y como no pretendo incitar a quién dejó ese hábito, añado una estrofa menos figurada y sin tabaco.
Besos y gracias