Pongamos que soy un ave. Un ave que aprendió a volar a fuerza de quebrar sus alas, de avanzar sin viento y contra él. Pongamos que soy un ave que sueña, y en mis sueños te apareces en forma de ave que no quiere volar. Tus trinos me dicen que sigues en el nido, lugar al que crees pertenecer y quizás así sea, pero al margen, quisiste aprender a volar y yo tomé tu mano. Nos elevamos alto, sobre las nubes. Te mostré la libertad de los espacios y que se puede sobrevivir a la tormenta. Que un rayo no te fulminaría si yo te protegía. Pero no quisiste protección, por eso te adoro. Por que intentaste así que yo sobreviviera. Pero no me conformo, lo sabes. Sobrevivir es propio de aquellos que tienen suficiente, pero yo nunca fui de suficientes y siempre logré más. Los vuelos son ascendentes y he aprendido a aterrizar sobre las flores. Ahora, he decidido esperarte entre ellas. Rodeada de aromas y colores. Sus capullos me cosquillean y su esencia a veces nubla mi razón.
Seguiré volando, no dudes. También sobre tu nido aunque nunca me veas. Te protegeré de las tormentas. Seré el trino en tu ventana si despiertas o la pluma a tus pies si decides andar. Pero si decides no volar, me contentaré con ser el ave que sencillamente y sólo aveces, revolotea en tu memoria, recordándote la esencia de la vida...
'' La vida es un equilibrio entre todo espíritu y toda carne''
ARTAUD
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