- ¿Acaso no crees que lo he intentado?
- A veces no vale sólo intentarlo, algunas veces has de creer que puedes lograrlo.
- No sé hacerlo...
- No saber hacerlo es demasiado fácil, ¿ te conformas con eso ?. Te voy a explicar una historia. Es real.
Empezó un dibujante soñador a trabajar en un periódico local. Ilustraba una pequeña porción de papel de alguna de sus páginas. Un día, su jefe le llamó al despacho- lo siento, le dijo. Estás despedido. Piensa que te hago un favor al decirte que no tienes talento.
Aquél dibujante anónimo no se rindió, sencillamente, creyó en él, en su sueño... Y creó una de las mayores fortunas en cuanto a fábrica de sueños se refiere. Aquél joven dibujante, fue Walt Disney...
¿ Recuerdas los vaniloquios, aquél cúmulo de palabras que brotaban alborotadas de unos labios pacientes y sedientos ? ¿Creías realmente todo aquello o al descubrir que era posible quisiste creer? ¿Confundiste acaso tu razón o el sentimiento te nubló la vista?
- Fue el miedo
- El miedo. ¿En serio tienes miedo. De que tienes miedo ? el miedo no existe. El miedo es el fantasma de la razón, vestido de arlequín. Es un mimo, que lo único que pretende es hacerse un hueco. Son curiosos los mimos... Al principio, parece que no dicen nada, sin embargo, creo que los que no pueden escucharlos deben estar locos. El mimo, acaba resultando ser el más sonoro de todos...Pero, al fin y al cabo, son sólo mimos... y si escapas de su campo de visión, desaparecen...
- ¿ Eso crees de los miedos, que si escapas de su campo de visión desaparecen?
- No en absoluto, pero no me dejas acabar... El mimo, sólo requiere un poco de atención, se contenta con un ínfimo contacto visual, no toca si no se lo permites, ahora bien, si le dedicas un baile, se convierte en el ser más feliz del mundo. Él se quedará allí, puede que te persiga al principio, pero nada más. Tú, puedes salir corriendo sin prestarle atención, tarde o temprano él te encontrará. Puedes alejarte y dedicarle una mirada y una sonrisa, quién sabe si volveréis a encontraros. Puede que te siga acompañando de por vida. Sólo tú, puedes decidir tu existencia respecto a él y la suya frente a la tuya. El mimo eres tú mismo.
El miedo, al fin y al cabo siempre oculta algo, como el mimo, que tras una cara pálida y un silencio frío, esconde una cálida voz y un corazón sensible.
- Eso no siempre es así.
- Siempre igual , tampoco existe...
- ¿ Entonces que puedo hacer?
- La cuestión no es que puedes , sino que quieres...
- Lo pensaré...
-He ahí la respuesta.
'' El corazón alcanza donde la mente ni se imagina''
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