“ No puedo decir que no he dormido. Y he soñado...
Y en el recuerdo preciso de mi sueño he percibido que se sucedía fluido e inmenso,
cargado de la fuerza secuencial e inagotable de las olas.
Ha sido entonces, cuando me ha resultado real como la vida...”
La muerte acecha. En cada esquina podemos ver guadañas que intentan alcanzarnos, rostros céreos que avivando una llama intentan disimular su fuero ...
Nos empeñamos en vivir y afortunadamente, en no conformarnos con sobrevivir.
Elegimos nuestra vida en la medida de lo posible, desconociendo, cual es esa medida.
He vivido dos vidas. Una la vivo, la otra va in crescendo hacia lo más profundo. Esta noche he viajado a esa no vida y mientras la muerte se empeñaba en no olvidar, he percibido que seguimos vivos.
Respiro los besos que en forma de amapolas voy dejando en los arcenes e inspiro y digiero mi sangre coagulada cada mes. Ahora es mía.
Dime que es asqueroso. Sí, lo es.
Pero también lo es la libertad.
Algunos, no tuvieron la suerte de conocer la luz. Nos equivocamos al lacrar sus párpados y sin saberlo, fuimos lacrando también los nuestros. Pero tanto empeño en el aprendizaje de sacarnos los ojos solo nos enseño a admirar con el alma.
Hoy nos duele mirar hacia el ayer. El dolor duele. Pero este, me sabe dulce al sentir los besos de su poderoso espíritu mientras invita cada día a vivir con una nueva luz que me susurra muy bajito: mamá despierta!
“ Enigmática estrella...
Tú que en noches de lluvia,
me sigues cegando,
con tus rayos de sol.”
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