Sabe el
sendero del camino,
Del
andar nómada y el vuelo de las aves,
De la historia que fluye por sus ríos,
De mariposas y el fulgor de las estrellas.
Sabe el
sendero del canto de los niños,
Que
nacieron para alcanzar la luna,
Y de un
salto llegaron a alcanzarla,
Convertidos en un sueño entre penumbras.
Sabe el
sendero de los hombres viajeros,
Que atraviesan descalzos sus caminos,
Sabe de
sus voces, su presencia,
Y de la
firme transparencia en sus miradas.
Sabe el
sendero de mujeres sin nombre,
Ocultos rostros entre finos cabellos,
Sabe de
la aurora y sus latidos,
Y de
las huellas que dibujan su silencio.
Sabe el
sendero de las flores que crecen,
De los
árboles y el fruto de su esencia.
Sabe
que es el polvo confidente,
De todo
aquél que atraviesa su tierra.
El sendero sabe de todo y todo lo recuerda y lo guarda.
ResponderEliminarPreciosísimo texto y la imagen le va que ni pintada.
Un beso, rebonita.
Así es Towanda, el sendero es como una gran memoria, aunque debo admitir que muchas de las hojas que caen sobre él, se las acaba llevando el viento, algunas de sus flores muertas le sirven de abono para flores nuevas y aunque parece siempre igual, siempre el mismo, es casi imperceptible pero esta en continuo movimiento.
ResponderEliminarUn besazo guapa y Gracias ;)!!