El cielo empezaba a cubrir con
su telón púrpura el horizonte y la luna imperfecta, asomaba plateada y sin ambajes,
casi esférica y un tanto luminosa. Sin embargo, había un matiz un tanto amargo
en sus destellos.
La aún virgen noche presintiendo su latido, se propuso teñir su
semblante ligeramente grisáceo de un añil bruñido y un blanco nacarado, así que
decidió regalarle el primer Lucero.
Ella agradecida, quedó prendada
de aquél ente vespertino y jovial, así como de su destello, tan vivo como altanero,
tan luminoso como diferente. Tan único…
Y se enamoró de él. Mientras en
silencio, le entregaba su Amor.
El lucero, al observar su
semblante y percibir el tono de su pulsión le preguntó:
- ¿ Qué te apena Luna?
Y la Luna, expandiendo su
sonrisa sin vergüenza respondió:
- - Ahora nada
Amor. Ya no estoy sola…
Desde entonces el Lucero aún en días sin Luna o aunque ella aparezca
fragmentada ha de saber, que no está solo... Desde entonces la Luna, se transforma en Lucero.
* " Si no lo entiendes sin que te lo explique, no lo entenderás por más que te lo explique"
HARUKI MURAKAMI
Trop Sensible. Zaz
:)
ResponderEliminarEs muy bonito.
Besos.
La vida lo es.
EliminarUn beso ;)
y yo le diría...luna...no me abandones más...
ResponderEliminares precioso...Juliette...
un abrazo .)
Y yo sigo diciendo: cuando tú quieras, serás bienvenido...
ResponderEliminarUn abrazo guapa :)