Hay labios que sienten, saborean mientras digieren sus palabras. Entretanto su mirada , más allá de ver... tan solo, lee, escucha, siente y escribe...

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Un cuento por Navidad II


 
... Cuando hubo acabado de contar el cuento la anciana fue cosida a preguntas por sus nietos:
- abuela, ¿ Morfeo no tiene otro nombre?
  - ¡ Sí! Grito otro mayor: Sueño!
Una de las niñas se reía, se había quedado prendada de la parte amorosa, ¿ y se daban de esos con baba que se dan papá y mamá? A ver si son ellos, jejeje... Mamá duerme como un tronco y le gusta salir a pasear por las mañanas y cuando papá entra en la habitación, ella ríe, luego él...

Los adultos, habían alargado como un chicle, la sobremesa en otra zona del salón, mientras comentaban los temas de obligada actualidad. Aunque eran hermanos junto a sus respectivas parejas, sólo algunos pocos días al año se reunían. Ninguno quería mostrarse demasiado ¿ a quién le importaría, pensaban el libro que estaba leyendo o cuál era la última receta que había aprendido? Eran una panda de desconocidos, por eso, un tema del que todos hubiesen oído hablar, resultaba lo más prudente.
  En realidad eran Miedos, una panda de desconocidos miedos...

Los niños reían y soltaban una pregunta tras otra, sin dar tregua a las pacientes lengua y cabeza de la abuela.
- ¿ Que es ese alboroto? Preguntó uno de los tertulianos.
- Si hubieseis compartido este momento lo sabríais. _Respondió rotunda la abuela.

Una de las niñas, corrió veloz hasta el otro lado del salón.- La abuela nos ha contado un cuento.         - Mamá, ¿ otra vez con tus cuentos?

La abuela se levantó, no sin tomarse su tiempo, dirigiéndose hacia los adultos:
- Me apena enormemente, que sólo una de mis hijas esté sentada junto a los más pequeños pero también me ha hecho enormemente feliz. Habéis criticado a vuestra hermana por venir acompañada de algunos amigos que son precisamente, los que han compartido este momento con nosotros. Mientras vosotros parloteais, cosa que también respeto, acerca de las noticias que nos venden, ellos han elegido compartir sus vidas, creando cuentos improvisados para todos... No sé si sois conscientes, que todo aquello que encontraron vuestros hijos bajo el árbol, yace en un rincón, pues de lo único que están carentes vuestros hijos, es de vuestra atención...

Los tertulianos se miraron entre si. Una mezcla de culpa y de vergüenza coloreó sus caras. La abuela prosiguió: - Desnudad vuestro corazón. Nunca es tarde. Todos siguen sentados, esperando a escuchar vuestras historias. Atreveos, despojaos de vuestras máscaras y compartid con ellos. Todos tenemos la capacidad para compartir ilusión y tiempo … Tiempo que es vida, vida que es sueños.

“ El mejor regalo que podemos ofrecer es nuestro tiempo ya que es el único que independientemente del vacío de nuestros bolsillos,  tiene un valor incalculable”