La luna llena
Es tu voz la caricia
Flor de verano
Al parecer, cada x tiempo, cuerpo y mente se permiten un receso sin previo aviso. De pronto, dejan de obedecer a razonamientos u obviedades. Por decirlo de alguna manera. Deciden desconectarse de la realidad activa.
Aunque estoy acostumbrada a estos episodios, no acabo de habituarme y los primeros días ando como una loca sin tornillos. En esta ocasión además, me sorprendió un hecho inesperado.
Mientras mi lado derecho ardía entre las llamas, el izquierdo se mantenía tan fresco como el agua, así que previo a padecer un desequilibrio termostático, decidí refugiarme bajo el mar.
Es curioso sentir como en las profundidades pueden distinguirse los diferentes tipos de corrientes frías y calientes o como puede percibirse que ni siquiera en calma parece detenerse el movimiento. Incluso el tiempo, parece juguetear con sus manecillas alterando así su ritmo.
Por ahora, solo puedo apreciar breves transformaciones. Tan ínfimas como crisálidas, tan fugaces quizás, como una lluvia de estrellas. Pero lo que si puedo afirmar con rotundidad es que no hubo ni un instante que soltara ese hilo delgado tan aparentemente rojo como invisible...
Le fil qui nous lie.
Le fil qui nous lie.